"El desafío de resistir al mal, es uno del cual los miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no pueden zafarse. Y si hemos de comenzar, que sea ahora. Comencemos con nosotros mismos. La reforma del mundo comienza con nuestra propia reforma. No podemos esperar influenciar a otros en dirección de la virtud a menos que vivamos en una forma virtuosa; el ejemplo de nuestra propia vida transmitirá un mensaje más poderoso que todas las predicaciones que hagamos. No podemos esperar elevar a otros a menos que nosotros mismos nos encontremos en un terreno más elevado." (Pte. Gordon B. Hinckley, Liahona febrero 1976, pág. 28)
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